miércoles, 22 de octubre de 2014

Para María Muñiz


              La luz del alba halló, para María,
pinceles que, en el alto firmamento,
quisieron festejar un nacimiento,
al tiempo que su brillo se encendía.
              Y quiso el aire ser, la brisa fría,
aroma en la belleza de su aliento,
perfume que la llena de contento
allí donde el crepúsculo moría.
              Y todo es festejar esa belleza
que siente la dureza del hechizo
que sabe preludiar el aguacero.
              El alba corre ya, se despereza,
tejiendo, como mares de granizo,
la dulce claridad que en ella espero.

2014 © José Ramón Muñiz Álvarez

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