La
lluvia purifica los caminos: existen, entre densas arboledas, senderos que se
pierden y se buscan, hallando las aldeas más hermosas; no lejos del lugar donde
está el muro del viejo castro astur, hay otros montes de dólmenes callados bajo
el cielo. La bruja vive cerca de la zona, las gentes la visitan y la escuchan,
pues saben que ella es sabia como nadie.
Son
estos los lugares del raposo: el grito del autillo cada noche, sus voces
tenebrosas, agoreras y el verso de la abuela junto al fuego; quizás aquellos
cuentos en que el lobo servía a los ancianos para hacernos temer en la niñez,
tal vez lejana, y el beso de la niebla con la aurora, si son más misteriosos
estos bosques, pudieran darnos cuenta de lo dicho.
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