miércoles, 19 de marzo de 2014

Debate de Germán y Panduro



José Ramón Muñiz Álvarez
“RARO DEBATE SOBRE EL HAMBRE Y EL AMOR ENTRE
UN NOBLE CABALLERO Y SU
SIRVIENTE”

(Debate)

GERMÁN-. Quiere el amor darme muerte,
que, en queriendo ser amor,
engendrar sabe el dolor
en quien sus males advierte.
Acaso es terrible suerte
verse en sus manos vencido,
y, pues me siento dolido,
derrotado en ese duelo,
quiero alcanzar el consuelo
en mi pecho escarnecido.

PANDURO-. También el amor yo siento,
porque tal es la fatiga
que delira en mi barriga
que no aguanto el sufrimiento.
Y, pues soy un hombre hambriento,
solo me resta decir
que entre servir y pedir,
es mejor ser pedigüeño,
porque nunca paga el dueño
todo lo que hace sufrir.

GERMÁN-. ¡¡¡Pero cómo la osadía
demuestras, siendo criado,
si eres hombre afortunado
que come pan cada día!!!
Mira que yo en la porfía
de los males me lamento,
porque, siendo hijo del viento
este afán tan peregrino,
en mi pasión me domino
y me doy al sufrimiento.

PANDURO-. Es el amor vicio ocioso
que sufre el adinerado,
pues quien vive desdichado
nunca se muestra amoroso.
Otro daño doloroso
siente en sus carnes quien llora
sin comer desde la aurora
hasta que llega el ocaso,
y en este dolor me abraso,
que comer es gran demora.

GERMÁN-. Todo es hablarte de amor
y pensar tú en los manjares,
que son caprichos y azares
de hombre tan devorador.
¿Puedes hacer el favor
y olvidar ya la comida?
Pues amor que no se olvida
es lo que turba mi mente,
una imagen sabiamente
bella, pero resentida.

PANDURO-. Todo es hablarme de amores
y olvidar el alimento,
porque solo el pensamiento
vive contando dolores.
Y son malos resquemores
los que decís del amor,
pues, si sufrís el amor,
en llegando a tal estado,
no mostrarse enamorado
es acaso lo mejor.

GERMÁN-. No decirse en los amores
de una dama tan altiva
es una actitud esquiva
que es impropia en los señores.
Que somos mantenedores
del amor y su grandeza,
pues fuera infame bajeza
no servir a una alta dama
que en su desdén se derrama
con la mayor aspereza.

PANDURO-. También sé yo del amor,
que son los amores fieles
los que brindan los pasteles
en las tardes de color.
No existe pasión mejor,
y los hace el pastelero,
que pone el mayor esmero
en enseñar a su hijita,
que cuando me ve se agita
porque soy vuestro escudero.

GERMÁN-. No es amor eso que nace
de tu corazón sin fe,
pues siempre el amor se ve
como dolor que renace.
Que mal se agita y deshace
el que enamorado vive
y los dolores recibe
del amor que lo maltrata,
pues con burlas lo retrata
y maldito lo concibe.

PANDURO-. Pues, por no ser maltratado,
el amor y sus mansiones
dejaré, mas dos jamones
he de pedir y un asado.
Y si decís que es pecado
que el más malo disimula,
haré como quien anula
el amor y se dedica
a gozar de lo que explica
como pecado de gula.

2012 © José Ramón Muñiz Álvarez

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