viernes, 1 de mayo de 2015

Soneto fúnebre para el tío de un amigo



          Es cierto que el susurro del deshielo
el aire mezcla a un soplo de tristeza
que rompe el blanco en la naturaleza,
la escarcha desatando por el suelo.
          Es cierto que, de pronto, quiebra el hielo,
mirando como alegre despereza
la brisa un beso lleno de pureza,
que quiere ser abrazo de consuelo.
          No ignoran las lejanas alboradas
que vida dan al sol del nuevo día
que tanta luz se esparce en el vacío.
          Entonces, como suelen las nevadas,
las vidas, con fatal melancolía,
se fugan con apuro, como el río.

2015 © José Ramón Muñiz Álvarez

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