martes, 22 de octubre de 2013

Sonetos para María



“Dejó con su tristeza el raro aliento”



         Dejó con su tristeza el raro aliento
del hielo y de la nieve el viento duro,
que suele, con su fuerza, con apuro,
hablar con el lenguaje más violento.
         Lo saben, en el alto firmamento,
corriendo por el cielo más oscuro,
las nubes silenciosas, donde, puro,
desciende su granizo con contento.
         El sur en todo caso es primavera
de luces y bellezas cuya herida
se torna, repentina, en una aurora.
         Del sol disfruta allí la cumpleañera
que alegre bebe el vino de la vida
que quiere otro verano sin demora.

“El aire al ver la luz de la mirada”




         El aire, al ver la luz de la mirada,
celebra de sus ojos la hermosura,
que supo despertar esa locura
que el alba adivinó donde la nada.
         Y vino silenciosa la alborada,
hiriendo la ponzoña más oscura,
mirándola nacer en la blancura,
dejando atrás la negra madrugada.
         El beso fue del alba ese castillo
que vio nacer, alegre y alocado,
el brillo que despierta con el día.
         Y raudo fue el color de puro brillo
que la mañana gris halló a su lado,
llegado el cumpleaños de María.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez

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