sábado, 25 de febrero de 2017

No porque el amor lo quiere

No porque el amor lo quiere
ni por más que este suplique
es preciso que publique
todo el daño que me hiciere;
mas, si con ello pudiere
daros algo de alegría,
aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

Suelo pedir de su aliento

los besos que ella respira
para verme vuelto en ira
al no darme ella contento;
mas no me pesa el intento,
que, dicho con sangre fría,
aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

Suelo pedir de su frente

los rayos que trae la aurora,
y ella, que los atesora,
lo niega cínicamente,
mientras me mira, sonriente,
y la mirada desvía,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

Y le pido un bien pequeño

que no suele regalarme,
y yo insisto en empeñarme,
e insiste ella en su empeño,
cuando sus ojos son sueño
y los míos son porfía,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

Y, como es grata mujer,

suelo mirarla a menudo,
y, con mirarla no dudo
que ella es buena de tener.
Mas, me suele responder
que ella nunca debería,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

Insisto en que el riesgo es mío

y ella que de dos replica,
lo que mis sañas implica,
viendo su gesto tan frío,
pues habla con señorío
sobre mi alta alevosía
si aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.

2010
© José Ramón Muñiz Álvarez

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