No porque el amor lo quiere
ni por más que este suplique
es preciso que publique
todo el daño que me hiciere;
mas, si con ello pudiere
daros algo de alegría,
aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
Suelo pedir de su aliento
los besos que ella respira
para verme vuelto en ira
al no darme ella contento;
mas no me pesa el intento,
que, dicho con sangre fría,
aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
Suelo pedir de su frente
los rayos que trae la aurora,
y ella, que los atesora,
lo niega cínicamente,
mientras me mira, sonriente,
y la mirada desvía,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
Y le pido un bien pequeño
que no suele regalarme,
y yo insisto en empeñarme,
e insiste ella en su empeño,
cuando sus ojos son sueño
y los míos son porfía,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
Y, como es grata mujer,
suelo mirarla a menudo,
y, con mirarla no dudo
que ella es buena de tener.
Mas, me suele responder
que ella nunca debería,
que aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
Insisto en que el riesgo es mío
y ella que de dos replica,
lo que mis sañas implica,
viendo su gesto tan frío,
pues habla con señorío
sobre mi alta alevosía
si aquí va la vida mía;
vida de desventurado,
porque vivo enamorado
de una mujer que no es mía.
2010 © José Ramón Muñiz Álvarez
José Ramón Muñiz Álvarez nació en la villa de Gijón y sigue residiendo en Candás (concejo de Carreño). Su infancia transcurre de manera idílica en dicho puerto, donde pasa su juventud hasta el término de sus estudios. Licenciado en Filología Hispánica y especialista en asturiano, vive a caballo entre Asturias y Castilla León, comunidad en la que es profesor de Lengua Castellana y Literatura. Su afán por las letras y las artes lo ha llevado al cultivo de la poesía.
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