La luz del sol es siempre tan temprana,
buscando, en su callado señorío,
su brillo y su reflejo sobre el río
que el agua ve correr clara y lozana:
la escarcha, con su brillo de mañana,
anuncia, con su llama, su vacío,
y quiere, donde nace el hielo frío,
el alma dar al cielo o al Nirvana.
Teófilo partió, verdad desnuda
que busca una razón en el abismo
y espíritu cuajado de pureza.
Murió su voluntad, mas vive en Buda,
que el mundo puede ser el ostracismo
que justo acaba donde el bien empieza.
2017 © José Ramón Muñiz Álvarez
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