sábado, 25 de febrero de 2017

Soneto



La vida quiso el tiempo pregrino
dejar a su destino perezoso,
pues viva vio correr el tiempo hermoso
que luego halló más duro en su camino:

Y vino como siempre ese destino
que se hizo para todos doloroso,
y pudo ser acaso silencioso
el modo sigiloso con que vino.

Fue muerte dolorosa y fue granizo
que hirió el color después de derramada,
borrando el brillo bello primerizo.

El beso silencioso en la nevada
dejó de ser afán y fue granizo,
perdiéndose, dejándose en la nada.

2015 © José Ramón Muñiz Álvarez

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