“LAS CRINES DEL CORCEL
DEL NUEVO DÍA” O
“EL SOL DUERME EN
LOS VIEJOS
HORIZONTES”
Dirás que quiero estar en
las arenas
de playas ancestrales,
donde viven
los ánimos violentos que
arrebatan
al hombre que se funde en
el deseo,
y, sin equivocarte en lo
que dices,
sabrás que has ofendido al
labio amante
que no quiso escuchar tus
comentarios.
Pues no debiste hablar,
diciendo aquello.
Dirás que quiero estar
embelesado,
sujeto a la melena que se
enciende
como ese sol que brilla en
lo lejano,
cubierto de la espuma de
los mares,
cubierto de tu espuma, si
es que acaso
pudiera yo soñar una
sirena
en esos ojos tuyos, claros
siempre.
Mas no debiste hablar,
diciendo aquello.
Y sé que en estas playas
hay lugares
en los que no pudieran las
estrellas
saber nuestro delito antes
del alba,
uniéndonos, perdiéndonos,
dejados
a abrazos como siempre
interminables,
besándonos, haciendo mil
locuras,
pues son locura siempre
los amores.
Y no debiste hablar,
diciendo aquello.
Y no debiste hablar,
diciendo aquello:
hay cosas que no pueden
pronunciarse,
pues hieren voluntades de
los otros,
y quieren los orgullos que
los labios
no puedan pronunciar
ciertas palabras,
y es cierto que quería
hacerte mía,
mas no tendrás mi voz ni
mis palabras,
y no habré de entregarte
un nuevo verso.
2014 © José Ramón Muñiz
Álvarez
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