José
Ramón Muñiz Álvarez
“SON
TRISTES LOS COLORES DEL HELECHO”
(Sospechas
del mochuelo en los
ocasos
que dejan al olvido
los
troncos que se
alzaban
con
orgullo)
Son
tristes los colores del helecho, las gotas de la lluvia, cuando
huele, los verdes que se pierden en la nada, que pasan a ser muerte,
con tristeza, si quieren los alientos del otoño. Son tristes los
rojizos de los árboles, los densos amarillos del castaño que saben
convertirse en pardos bellos que encienden esos bosques siempre
tristes que hablaron el lenguaje de la muerte. Por último, son
tristes los rumores que se oyen donde cantan los arroyos que siguen
con tristeza, que caminan, que vuelan como risas ancestrales que
esconden esos llantos melancólicos.
Y
en estos bosques llenos de penuria, de llanto, cuando llegan los
crepúsculos, sospechan los mochuelos los ocasos, dejados al olvido
en esos troncos que en otro tiempo fueron orgullosos. El mundo del
paisaje humedecido de frondas y pinares que no acaban os puede
convencer de que la vida pudiera ofrecer más de lo que dicen en
estas variedades que se esconden. Mirad el azulón en los estanques,
sentid la voz aguda del jilguero que espera, entre las ramas, cada
noche, sabiendo que el peligro se hace grande cuando la noche teje su
ancha sombra.
La
luna llena brilla donde el claro supone, si es otoño, aquellas voces
que alzaron viejos grillos que supieron cantar las alabanzas del
estío, si unieron a sus cantos las cigarras. Muy pronto las
escarchas y las nieves dirán al estornino que se vaya, buscando
otros lugares, otras vides, queriendo hallar de nuevo el paraíso que
ya no serán más estos lugares. Son tristes los colores del helecho,
pues saben sugerir lo que sugieren, si el tiempo ha transcurrido y
cede todo, vencido por el peso del silencio, como una voz llevada
hacia la nada.
2014
© José Ramón Muñiz Álvarez
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