lunes, 23 de junio de 2014

Las rocas de caliza

LAS ROCAS DE CALIZA”

Las rocas de caliza
admiran, entre nubes,
las aguas del arroyo que reflejan
los cielos silenciosos, esos cielos
que duermen sobre valles,
que aguardan, sin apuro,
las lluvias que los colman de hermosura.

Son cimas orgullosas
que sufren el ataque
del viento repentino, que, atrevido,
los hiere con violencia, los ataca,
los muerde en el invierno
que viene con las nieves
que cubren el paisaje silencioso.

Y el aire del otoño
parece ser preludio
de un tiempo en que se van a otras regiones,
volando por los cielos, temerosos,
los negros estorninos,
amigos del silencio
y hermanos de la altura que recorren.
Besando los arbustos
heridos por el hielo,
llegaron al lugar, como otras veces,
las voces pusilánimes y tristes
que hablaron de la escarcha
al pájaro que vuela
y al ánade que teme sus durezas.

Y queda, solitaria,
el alma que conoce
el llanto de un diciembre peregrino
que niega las crecidas al riachuelo
y torna predicando
el llanto de la muerte
con un lamento grave y quejumbroso.


2014 © José Ramón Muñiz Álvarez

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