“Arqueros del alba”
Para
María Dolores Menéndez López
Soneto XIV
La sombra que borró su rostro bello
Volviéndolo cenizas en la nada
Negar quiere mi voz, cuando,
callada,
Se rinde al alumbrarla en un
destello.
La nieve que fue antorcha en su cabello
Haciéndolo más claro, a la
alborada,
Recuerdo pudo ser, donde, apagada,
Revive, al recordarla en todo
aquello.
Hirió su voz sin lucha el sinsentido
Que arranca de los pechos el
aliento
Que ceden, quejumbrosos, su sonido.
La muerte arrebató su sentimiento,
Y el hielo sus rosales hizo olvido,
Hiriéndola con fuerza el raudo viento.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros
del alba"
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