viernes, 30 de diciembre de 2016

Las campanas

Arqueros del alba

Para María Dolores Menéndez López

El brillo incandescente

       Dejad que nazca,
En la lejanía,
El brillo incandescente
Que llena de colores las alturas,
Y que, rompiendo las sombras,
Corran los campos azulados del firmamento,
Siempre a sus anchas,
Los corceles de la mañana.
       Mas no venga la muerte en su galope.
       Corriente sobre corriente,
Abrazarán las aguas de los mares.
       Corriente sobre corriente,
Las de los lagos y arroyos.
       Corriente sobre corriente,
Las de los montes, las de los valles.
       Y, pronunciando su claridad atrevida,
Arrancarán la noche de un zarpazo,
Hiriendo el cielo con sus relinchos,
Con su alegría repentina,
Llenando de bullicio
Las horas que se desperezan.
       Mas no venga la muerte en su galope.
       Corriente sobre corriente,
Alcanzarán los reinos que bostezan,
Los de las sierras dormidas,
Los del estanque, los de las playas.
       Y, pronunciando su claridad atrevida,
Derrotarán las huestes de la noche,
Borrando, a su paso, las estrellas,
Dejando al aire las crines
Lucientes como el oro
Que vuelve a despertarnos.
       Mas no venga la muerte en su galope.
       Dejad que nazca,
En la lejanía,
El brillo incandescente
Que llena de colores las alturas,
Y que, rompiendo las sombras,
Corran los campos azulados del firmamento,
Siempre a sus anchas,
Los corceles de la mañana.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"

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