“Arqueros del alba”
Para
María Dolores Menéndez López
Soneto VI
Heraldo de bondad fue su semblante,
Más puro que la luz de la alborada,
La gracia de su rostro, la mirada,
Sincera siempre, bella a cada
instante.
En ella la ternura era constante,
Más clara que el granizo y la
nevada,
Hermosa como el sol, jamás nublada
La frente cuyo rostro hizo
brillante.
Más pura fue su piel que la azucena
Que brota en primavera por los
prados,
Más cándida y más bella, siempre
buena.
Recuerdo que sus párpados cansados
Tendían a cerrarse, aunque sin
pena,
Buscando sueños siempre reposados.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros
del alba"
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