“Arqueros del alba”
Para
María Dolores Menéndez López
El alba despertaba
El alba despertaba
Sobre las sombras tristes,
Y, oyendo su bostezo,
Corrieron lentamente a las alturas
Las llamas de aquel sol que se
encendía
Con paso lento, débil y cansado,
Al tiempo que los mares,
Rozados por la brisa,
Dejaban que las olas se escapasen
Como un caballo blanco por la
sierra.
El alba despertaba
Sobre las sombras tristes,
Y, oyendo su bostezo,
Temblaron los rosales que la escarcha
Rasgaba sin pudor, cuando,
inclemente,
Su hielo sobre el pétalo, lo hería
Con un cuchillo fino,
Acaso cristalino,
Veloz, cada mañana de diciembre,
Como un caballo blanco por la
sierra.
El alba despertaba
Sobre las sombras tristes,
Y, oyendo su bostezo,
De nuevo salpicaron los arroyos
Los prados, las orillas, los alisos
Desnudos de las hojas de sus ramas
Que, en tardes otoñales,
Perdieron sin remedio,
Llevándolas las brisas invisibles
Como un caballo blanco por la
sierra.
El alba despertaba
Sobre las sombras tristes,
Y, oyendo su bostezo,
La luna y las estrellas retiraron
Su luz hermosa, débil y cansada,
Al tiempo que la noche se escondía,
Volando hacia otros reinos,
Fugaz como las horas
Que corren como el viento, como el
aire,
Como un caballo blanco por la
sierra.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros
del alba"
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