“Arqueros del alba”
Para María de los Dolores Menéndez
López
Soneto XXI
Rindió el bastión sus torres y su
muro,
Sus piedras y su fuerza, y,
generoso,
El cielo se hizo claro y espacioso,
Soltando sus corceles sin apuro.
La sombra desmintió su velo
oscuro
Dejando que bullera, luminoso,
Un sol febril, acaso temeroso
Del hielo de la noche, el aire puro.
El mar halló el pincel que, con el
día,
Manchaba con sus fuegos el paisaje,
Llenándolos de luz y de belleza.
Cansada de esperar, tu voz
dormía,
El alma presta, lista para el viaje,
Helado el pecho, viva la tristeza
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del
alba"
Todos los derechos reservados por el
autor.
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