¿QUÉ
QUIERE DECIR QUE DIOS HA MUERTO?
La
idea de la muerte de Dios tiene un carácter metafórico, como es
obvio, al referirse más al abandono de la fe por parte de las
diversas épocas históricas que a la muerte de Dios en un sentido
biológico, puesto que Dios es visto como un concepto y no como un
ente que pueda morir. Sin embargo existe una filosofía que dice que
Dios ha muerto. En palabras de Nietzsche, que fue el que más
popularizó esta imagen, “todos lo hemos matado”, con lo que se
subraya el hecho de que aquella sociedad geocéntrica y medieval
quedó atrás, vencida por el Renacimiento, por el escepticismo
religioso y anticlerical del espíritu dieciochesco, y, ya en el XIX,
desterrado por el darwinismo. Y una sociedad que se queda sin Dios es
una sociedad en la que se avecina un profundo cambio moral.
Dios
ha muerto, de modo que el hombre es más libre que antes, no está
sometido a mandamientos y puede desnudar su mente de los prejuicios
que antes lo condicionaban. Pero Dios deja un vacío, y ese vacío
tiene que ser superado por el valor del hombre superior, capaz de
crear nuevos valores que vengan a sustituir lo que ha quedado atrás,
abandonado como viejo. Estos valores son algo que está por
determinar, algo que inaugura una nueva época de libertad, pero una
libertad conquistada a base de nihilismo. El nihilismo es la
aclaración de la vacuidad que está detrás de esos principios más
ensalzados y tenidos como más sagrados que han de quedar atrás
desde ahora. La de Dios es una muerte trágica y es también una
muerte positiva con la que se acaba el candor de antaño.
La
muerte de Dios es una época de mayor plenitud en el desarrollo
humano, más maduro que antes.
2014
© José Ramón Muñiz Álvarez
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