Soneto a Viena
El cielo es siempre puro en el verano
en
esta Viena hermosa que visito,
y el
hielo se adivina de granito
en un
invierno gris pero lejano.
La escarcha tomará ese suelo llano,
el
viento que se lanza con su grito,
la
lluvia repentina en un escrito
que
versa de este tiempo más lozano.
No habrán de derrotarla las nevadas,
pues
es ciudad que vive del hechizo,
del
arte de la música más pura…
Y vientos que sugieren las heladas
y
tiempos para el llanto y el granizo
no
habrán de arrebatar esa hermosura.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
Soneto
a Viena
Sospecha de un septiembre, pero esquiva,
la
brisa alcanza el suelo, los cristales,
la
imagen de barrocos ventanales
que
la hacen decadente, pero altiva.
entre
esas hojarascas imperiales
que
saben de calores estivales,
si
van, como un otoño, a la deriva.
El sol se pierde y todo es oro viejo
que
busca el sueño, el eco y el reposo
en
una noche bella y estrellada.
Y siguen reflejando con su espejo
las
aguas del estanque silencioso
la
iglesia de San Carlos, su fachada.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
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