“QUISO LA ROSA CUAJADA ”
Quiso la rosa cuajada
de su color y pureza
ver al alba la belleza
misteriosa de la helada.
Y, pues se supo arrojada
a perderse en el camino,
dijo, con melancolía,
ser un ser para el destino.
Y no quiso la esperanza
dar descanso a sus
razones,
pues con estas desazones,
triste la helada la
alcanza.
Y, entendiendo esta
mudanza,
al perderse en la maleza,
dijo, llena de penuria,
ser dolor en la tristeza.
Pero el pétalo callado
del jazmín de la mañana
la helada supo temprana
y advertióse fatigado.
Y, al saberse condenado
a sufrir la misma suerte,
dijo, con honda tristeza,
ser un ser para la muerte.
Así que, al estar rendido,
falto ya de toda fe,
no dijo ya su por qué
y declaróse rendido.
Y, pues lo supo vencido
a llegar, la brisa fría
dijo, con hondos pesares,
ser la rosa que moría.
De modo que los jazmines,
como la rosa febril,
son, con nacer en abril,
tan extraños paladines.
Y la muerte, en los
jardines,
al morir la madrugada,
dice, con graves dolores,
ser escarcha entre la nada.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
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