“HALLÓ EL DUQUE A LA
PRINCESA ”
Halló el duque a la princesa,
pisando la helada
escarcha,
no muy lejos de la torre,
donde las damas estaban.
-No habrá de sentir la dicha
quien hallare en la
mirada
de vuestros ojos
traidores
la esperanza de la nada.
-Tampoco habrá de sentirla
la que hallare la palabra
que pronuncian,
maliciosos,
vuestros labios en
venganza.
-Sabed que vuestra belleza
es el veneno que abrasa
con amor, si al amor
hiere,
sin amor, si el amor
mata.
-Pues para ser tal veneno,
el que decís, sé que es
daga
la lengua que en esa boca
con su dureza apuñala.
-El fuego del amor quiere
que diga cosas que
espantan
a las damas maliciosas
que me enamoran y
engañan.
-Paso a paso, joven duque,
que esa actitud es
bizarra
en quien no acude al combate
y lucha con una dama.
-Si por el amor no fuese,
ya entraría en la
batalla,
donde la muerte no
importa
supuesto que no se ama.
-Pues ya que sois tan osado,
desenvainad ya la espada,
matad al amor con ella
y partid hacia otra patria.
-Si el amor es carcelero
nunca quiera que me vaya,
pues nunca querrá que
pierda
encontrar de vos la
gracia.
-La gracia nunca, que quiero
no ser falsa en la
palabra
cuando os digo que mi
pecho
vuestros amores rechazan.
Esto pronunció la boca
de la princesa, que,
osada,
al duque, con voz
cortante,
le dirigió sus palabras.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
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