viernes, 4 de mayo de 2012

PALÍNDROME DE LA ZORRA


Del monasterio lejano,

sonó al fin la campanada,
al llegar de la alborada
sobre el cielo soberano;
y su sonido temprano
quiso decir la verdad
que el palíndrome decía
de la zorra del abad.

Pues comentó la lechera

de la buena barragana
que la tomaba con gana,
que la amaba dondequiera,
y bastó lo que dijera
a toda la vecindad
del palíndrome que dice
de la zorra del abad.

Después pudo el molinero,

que es hablar sin demasía,
decir que ya se sabía,
que lo cuenta el mundo entero.
Y lo dijo el pregonero,
que es hombre nada mordaz,
que el palíndrome decía
de la zorra del abad.

Y si el pregonero amigo

dijo tal, nadie lo duda,
porque la pinta desnuda
en sus manos sin testigo,
que no es necesario abrigo
para moza tan asaz
que el palíndrome decía
de la zorra del abad.

Y pues vemos que hay en este

caso un tanto de rareza,
no olvidemos la certeza
que desvela el arcipreste,
que, aunque a algunos les moleste,
recordará siempre audaz
que un palíndrome tenía
de la zorra del abad.

2011 © José Ramón Muñiz Álvarez

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