jueves, 28 de noviembre de 2013

Densa espesura


José Ramón Muñiz Álvarez
ENTRE LA DENSA ESPESURA”
(Romance)


Entre la densa espesura,
yendo a caza el joven conde,
a una moza oyó que canta,
si el agua fresca recoge.
Y pues las canciones siente,
escuchando las canciones,
se olvida de la aventura
y a escucharla se dispone.
Y, si es diestro ballestero,
la ballesta junto al roble
apoya, y también la aljaba,
que es preciso que la apoye.
Y, oyendo el acento dulce,
sabe que se descompone
el alma, con ser el alma,
ante tales emociones.
Y, si escucha un canto bello,
que ella es bella presupone,
que la maleza a los ojos
no enseña lo que se esconde.
Y, si curioso ha de verla,
porque sus voces las oye,
teme también asustarla
e interrumpir las canciones.
Por eso no ha de mostrarse,
que basta escuchar las voces
para soñar esos ojos
que vuelan como azulones.
Determinado a escucharla,
donde el helecho se impone,
escucha, sin ser notado,
como canta estas canciones:
Quiso admirar la corriente
del arroyo la muchacha,
que asomó sus bellos ojos
a los reflejos del agua.
Quiso admirar la corriente
del arroyuelo la niña,
que asomó sus bellos ojos
al arrimarse a la orilla”.
Y, entre alegre y apurado,
aguardando entre el helecho,
quiso romper esa calma
y hablarle, mas tuvo miedo.
Y creyó que era pecado
perturbar aquel silencio,
el del fondo de los bosques
y el del callado arroyuelo.
Mas no pudo abrir los labios,
que, si acaso, enmudecieron,
temerosos de asustarla,
pues es el busque tan denso.
Y quiso seguir los cantos
que los pájaros oyeron,
ya fueran los ruiseñores
o los alegres jilgueros.
Y escuchar de aquella boca
los hermosos romanceros,
a fuerza de ser tan triste
la razón de su argumento.
De modo que suspiraba
mientras iba recogiendo
las aguas frescas que claras
de la piedra van naciendo.
Y al aire van los suspiros,
y los suspiros y el viento
se agitan mientras se llena
el cántaro entre sus dedos.
Y sabiendo que se marcha,
le dice: “Canta de nuevo”.
Y, cantando le repite
la belleza de sus versos:
Quiso admirar la corriente
que sigue el curso con calma,
que asomó sus bellos ojos
la mozuela de mañana.
Quiso admirar la corriente
y las aguas cristalinas,
que asomó sus ojos claros,
reflejando el claro día”.



2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"

No hay comentarios:

Publicar un comentario