José
Ramón Muñiz Álvarez
“DIJO
EL REY QUE VENCERÍA”
(Romance)
Dijo
el rey que vencería,
y,
lleno el pecho de rabia,
gritó
a las tropas valiente,
desenvainando
la espada:
–No
dejaré que nos gane
quien
asolar quiere España,
que
la sangre dejaremos
y
la vida en la batalla.
Llegó
en esto don Fernando,
que,
escuchando sus palabras,
sintió
en el pecho los bríos
y
volvió a tomar la lanza:
–Decís
bien, el soberano,
porque
se llena de saña
el
orgullo del guerrero
que
se lanza en la campaña.
El
rey, que oyó lo que dijo,
después
de escuchar su voz,
el
nombre del mozo bravo
a
los suyos preguntó:
–Don
Fernando lo llamaron
desde
el día que nació,
y
ha sabido en la batalla
derramar
sangre por vos.
–Pues
que a mi tienda lo lleven
donde
hablaremos los dos
del
peligro en el combate
y
la maldad de Almanzor.
Con
recado del monarca
a
don Fernando llamó
el
paje del rey, cumpliendo
lo
que era su obligación.
–Pasad–,
le dijo el monarca–,
pasad,
mi buen don Fernando,
que
vuestras hazañas saben
quienes
con vos han luchado.
Que
no son pocos favores
los
que os debo, y es honrado,
porque
lucháis con el brío,
ofreceros
mayor pago.
–El
pago, señor, si es cierto
que
gustáis en entregarlo,
la
libertad os suplico
para
mi padre don Carlos.
Y
sabed que en una torre
vive
por vuestro mandato,
apartado
de las gentes
y
de placeres privado.
–De
la justicia que dicta
el
soberano en su reino
no
ha de burlarse siquiera
el
que fuera caballero.
Que
a ese traidor de don Carlos
yo
mismo mandé prenderlo,
que
cortejó a una doncella
hija
de uno de mi séquito.
–Sabed
que por vos la sangre
derramó,
que el buen guerrero
riega
el campo de batalla,
por
la defensa del reino.
Sufrió
por vos mil heridas,
disparos
de mil arqueros,
lanzadas
de moros viles,
puñales
de vivo acero.
–Ha
de quedar prisionero,
como
lo estaba en la torre
hasta
que revise el caso
con
ayuda de los condes.
–Si
acaso de los soldados,
pero
no habléis a los nobles,
pues
que son sus enemigos
y
el odio en su pecho esconden.
–No
solo tiene enemigos
entre
los grandes barones,
sino
amigos de valía
que
por él la mano ponen.
Con
ellos habré de hablarlo,
y,
si ellos dicen que nones,
no
importará lo que digan
si
es mi voto el que se impone.
2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"
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