miércoles, 13 de julio de 2016

Los dólmenes de antaño y su paciencia


José Ramón Muñiz Álvarez
“LOS DÓLMENES DE ANTAÑO Y SU PACIENCIA”
(relato breve y sin
anécdota)

 

Los dólmenes de antaño, las rocas de otros siglos, las piedras de milenios que corrieron, que huyeron y dejaron escondida, quizás bajo la tierra, quizás bajo los musgos, la voz que calla y sigue silenciosa, no pueden, aunque quieran, gritar el testimonio que hay en ellos: pensad que son prudentes y callan su silencio, creyendo que es lo propio, pues es justo, si duermen sumergidos bajo tierra, llorando cada tarde los siglos de los siglos, sintiendo que, aunque vengan nuevas lluvias, quizás otros granizos, habrán de estar allí, desesperados.

El tiempo que no pasa, los días que se agolpan, que se hacen tan iguales, los alejan, los vuelven más huraños, si es preciso, haciendo que no quieran decirnos las verdades de los antepasados que dejaron legados que enmudecen después de que corriera tanta historia. Y así, podréis decirles, si acaso es que os escuchan las brisas del camino, que los dólmenes que aguardan enterrados y que callan no saben de las brumas ni pueden recordarlas después de tantos años enterrados, después de tantos años perdidos para el mundo en el que existen.

Y están también los castros, recintos que habitaron las gentes que han legado aquella sangre que vive en vuestra sangre, que se enciende, que llena vuestro cuerpo corriendo las arterias, las venas que os dan vida, si es que es vida la vuestra, cuando acaso soñáis que hubo otros siglos más heroicos. También en ellos viven los años que corrieron, el tiempo que ha volado a otros lugares, un  tiempo que nos habla de nosotros, que siente con nosotros y vive con nosotros el ansia por volver a ver la magia que llena, con su acento, los pechos de los hombres de esta tierra.

 

2016 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los dólmenes de antaño y su paciencia”
“RELATOS SIN ANÉCDOTA”

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