sábado, 14 de julio de 2012

LOS AMORES DE DON CARLOS


José Ramón Muñiz Álvarez
“LOS AMORES DE DON CARLOS” O “LA LEY DEL AGUA VA”
(Breve dramatización representable
en una escena)

PEDRO-. ¿Por qué siempre, con suspiros
os he de hallar, mi señor,
si sois hombre de valor,
y parecéis consumiros?
DON CARLOS-. Pedro, quisiera deciros
que, en sus redes atrapado,
el valor no ha dominado,
si no una bella mujer.
PEDRO-. ¿Puedo su nombre saber?
DON CARLOS-. La verdad que lo he olvidado.
PEDRO-. Pues es ese gran olvido,
que es el nombre de la dama
que en vos encendió la llama
que os mira triste y rendido.
DON CARLOS-. Mi pensamiento ha cedido
ante su dura maldad,
que me hiere la beldad
con su más clara belleza.
PEDRO-. Muy mal ese amor empieza.
DON CARLOS-. Callad ya, por caridad.
PEDRO-. Cuando el alma se extravía
en los cerros del amor,
siente el pecho su dolor
desde la noche hasta el día.
DON CARLOS-. Siento que el alma decía
que, en la culpa de este amor,
siente hueco el interior,
que es dolor como ninguno.
PEDRO-. ¿Se os olvidó el desayuno?
DON CARLOS-. Cerraron el comedor.
PEDRO-. ¿Entonces, esta mañana
no habéis probado bocado,
y estáis así, desdichado,
desde la hora más temprana?
DON CARLOS-. La verdad, no tuve gana,
porque, al estar en amores,
del buen vino los licores
me calmaron la ansiedad.
PEDRO-. ¡Pero qué barbaridad!
DON CARLOS-. Y qué dulces sus sabores…
PEDRO-. Es siempre el vino evasión
de toda desesperanza,
que el amor hiende su lanza
cuando prende la pasión.
DON CARLOS-. Es que en la vieja pensión
nos lo daban muy barato,
porque, por pasar el rato,
es gustosa la bebida.
PEDRO-. Sois un alma conmovida.
DON CARLOS-. ¡Siempre es el vino tan grato…!
PEDRO-. Yo prefiero la cerveza,
pues el vino me hace mal,
que se levanta fatal
siempre el dolor de cabeza.
DON CARLOS-. Los licores de cereza
son la cosa más sabrosa,
que parece apetitosa
toda su gracia y dulzura…,
PEDRO-. ¿Tanto el amor os apura?
DON CARLOS-. …La bebida más gozosa.
PEDRO-. ¿Y sufrís por los amores
de esa dama que, apartado,
os tiene así, despreciado,
llorando por sus favores?
DON CARLOS-. Más sufro por los vapores
de ese claro vino humoso,
que, viendo el mundo borroso,
el equilibro me falta…
PEDRO-. Pero es que a la vista salta.
DON CARLOS-. …y bostezo perezoso.
PEDRO-. Será mujer muy galana
esa mujer que os reduce
y a tanto dolor conduce
vuestra nobleza lozana.
DON CARLOS-. Le he cantado a su ventana,
y, con mirar vivaracho,
supo atender mi despacho,
asomada a su balcón.
PEDRO-. ¿Se le encendió el corazón?
DON CARLOS-. Vino a llamarme borracho.
PEDRO-. Tiene el corazón tan duro
y es tal ese atrevimiento,
que he de decir que lo siento
por tan enredoso apuro.
DON CARLOS-. Y yo, que arrimado al muro,
preguntando lo qué hará,
miré arriba donde está,
y advertí lo que gritó.
PEDRO-. ¿Es que acaso os respondió?
DON CARLOS-. Solo me dijo: “¡Agua va!”.
PEDRO-. Pues tiene mal genio, acaso,
la endemoniada mujer,
que, si tal cosa ha de hacer,
es el suyo un seso escaso.
DON CARLOS-. Yo, que de amores me abraso,
con tristeza hube de ver
que se guardó la mujer
detrás de su balconada.
PEDRO-. ¿Pues no es una desalmada?
DON CARLOS-. Acababa de llover.
PEDRO-. Ya veo que estáis mojado,
y, aunque no quiero ofenderos,
eso que pudo lloveros
no es granizo perfumado.
DON CARLOS-. Es un aliento cuajado
de esencias que raras son,
aunque causa desazón
verme así porque diluvia.
PEDRO-. ¿Pero no es agua de lluvia?
DON CARLOS-. Mezclada a la polución.
PEDRO-. Yo no soy ecologista,
pero tanto fabricante
sabrá hacer, en adelante,
lo que no hace un alquimista.
DON CARLOS-. Y que el cielo nos asista
si es que os cuento el altercado
que tuve con un criado
de nuestro amigo vecino.
PEDRO-. Mas ¿qué dijo ese cretino?
DON CARLOS-. Algo que no me ha gustado.
PEDRO-. ¡Gente de sangre plebeya
que no sabe qué decir,
y que viven de servir
a una estirpe noble y bella…!
DON CARLOS-. Hizo en mi honor mucha mella
su tan duro comentario,
que, con mal vocabulario,
usó su sucio lenguaje.
PEDRO-. ¡Pero eso es todo un ultraje!
DON CARLOS-. ¡Y menudo diccionario!
PEDRO-. ¡No hagáis caso de un sirviente
que dice raras patrañas!
¡Qué personas tan extrañas
son eso que llaman gente!
DON CARLOS-. Tiene un carácter vehemente,
no debe ser alma cuerda,
que dijo: “ Que el alma pierda
si no digo a lo que oléis”.
PEDRO-. Lo que os contó me diréis.
DON CARLOS-. Me dijo que “a pura mierda”.
PEDRO-. Mas vos sois cristiano viejo
y hombre de gran nombradía,
y tenéis mucha valía,
que no ese sucio pendejo.
DON CARLOS-. Yo mi abolengo reflejo
en la estirpe y en los años,
en los modales huraños
me alejo de los judíos.
PEDRO-. Vos sois un hombre con bríos.
DON CARLOS-. ¡Y nunca he tomado baños!
PEDRO-. El vicio de la limpieza
es cosa tan femenina
que quien se limpia abomina
de su hombría y su grandeza.
DON CARLOS-. Yo mantengo, con nobleza,
mi gusto en no denigrarme,
que honra me da no lavarme,
ya que soy persona honrada.
PEDRO-. Es costumbre muy malvada.
DON CARLOS-. Y así quito de secarme.
PEDRO-. Y existe quien se enamora
y coge una pulmonía,
dándose una ducha fría
cuando renace la aurora.
DON CARLOS-. Yo soy de los que demora
los asuntos de la higiene,
que enfermedades previene
no se lavar en una año.
PEDRO-. Cosa mala lo del baño.
DOS CARLOS-. Asunto es que mal nos viene.
PEDRO-. Pero, tornando al amor,
¿cómo, siendo tan ingrata,
vuestro espíritu dilata
alcanzar su alto favor?
DOS CARLOS-. Complacido en el dolor,
ella dice que la acoso,
y, como su mismo esposo,
la visito cada día.
PEDRO-. ¿Casada está? ¡Qué osadía!
DON CARLOS-. Así turba mi reposo.
PEDRO-. Pero, si ella está casada,
¡cómo esperanzas os da,
y tan contenta se va
sin deciros a vos nada!
DON CARLOS-. El amor, en su llamada,
tiene un algo misterioso
que parece ser jocoso
con mis raras pretensiones.
PEDRO-. ¡Cómo son los corazones!
DON CARLOS-. ¡Cómo es el amor hermoso!
PEDRO-. ¿Y no es cosa de atrevidas
casar con un caballero,
si tuvo un amor primero
y lo mantiene a escondidas?
DON CARLOS-. En pasiones encendidas
cosas más raras se han dado:
yo también estoy casado
y no falto a la honradez.
PEDRO-. ¡Dos amores a la vez!
DON CARLOS-. Así es el amor alado.

2011 © José Ramón Muñiz Álvarez

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