jueves, 12 de julio de 2012

POEMAS PARA MAEL Y JIMENA

 
ROMANCE DEL ENAMORADO

(Romance)

         Pudo el sol de la mañana,
levantando su lucero,
hallar al enamorado
no lejos del arroyuelo.
         Triste lo halló y derrotado,
cantando lánguidos versos,
sus tristezas confesando
y sus amores al viento.
         Porque el amor misterioso,
con su crueldad y requiebros,
mostrando tanta dureza,
herir puede a los más diestros.
         Y, dejándose a su llanto,
quien por oficio halconero,
olvidó a sus aves todas
y se regaló al silencio.
         Y allí lo halló la alborada
                  con su manto
                     ceniciento.
         Libres dejó sus azores,
que, alejándose en el cielo,
con sus alas extendidas,
al muchacho despidieron.
         Partieron ya sus halcones
buscando otro firmamento,
dejando al enamorado
con llantos y desconsuelo.
         Y, quedándose allí solo,
se hizo amigo de los hielos,
si los tejía la helada
al acabar el invierno.
         De las nieves se hizo amigo,
que, defendiendo sus feudos,
de la luz se defendían
y los primeros destellos.
         Y allí lo halló la alborada
                  con su manto
                     ceniciento.
         Qué triste el enamorado,
consumido por los celos,
por desdenes de su dama,
por tan altos sentimientos.
         Qué triste el enamorado
al que tan crueles mintieron
las voces de la esperanza,
que son, sin fortuna, un juego.
         Qué triste el enamorado,
con sollozos y lamentos,
aquejado por las penas
entre las nieves y el viento.
         Qué tristes las soledades
que sus desgracias oyeron,
cuando, tan triste, gemía
y cantaba tristes versos.
         Y allí lo halló la alborada
                  con su manto
                     ceniciento.

EL PÁJARO CARPINTERO

(Letrilla)

         Desde que, con la alborada,
lucen las llamas del día,
y, con su rara alegría,
quiebran la nieve cuajada,
ante la sombra callada
que reduce ya el lucero,
toc-toc-toc, se oye, dichoso,
al pájaro carpintero.
         Desde que, ya la mañana,
bajo la luz de un sol bello,
ilumina su destello,
siendo en hora muy temprana,
mientras todo se engalana
y la luz se hace platero,
toc-toc-toc, se oye, dichoso,
al pájaro carpintero.
         Y es que, andando los caminos
siempre frondosos del norte,
que los nobles de la corte
recorren en sus rocinos,
más que el amor de los trinos
que llenan el mundo entero,
toc-toc-toc, se oye, dichoso,
al pájaro carpintero.
         Y es que cada primavera
nos enseña, en sus primores,
en el color de sus flores
y su hermosura primera,
y, al tiempo, se desespera,
bien atento, el caballero,
toc-toc-toc, si oye, dichoso,
al pájaro carpintero.       

2012 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones para Mael y Jimena”
Todos los derechos reservados por el autor.

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