sábado, 21 de julio de 2012

WIENER PHILHARMONIKER

     El brillo del color de la alborada,
nacido entre las sombras y los hielos,
dibuja, con los suaves violonchelos,
la cuerda del violín alborotada.
      La música se eleva a su morada,
ligera como el aire, hacia los cielos,
y sienten su caricia los deshielos,
anuncio del final de la invernada.
      Y un halo de virtud teje, dichoso,
y afina, matemático, el talento
en el tapiz del arte, cuando suena:
      El beso de la música es hermoso
y el alma lleva al alto firmamento
la Orquesta Filarmónica de Viena.

2012 © José Ramón Muñiz Álvarez

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