miércoles, 22 de mayo de 2013

El vuelo de los estorninos

          Las últimas bandadas de azulones,
después de los deshielos, regresaron,
llenando aquellas sierras de alboroto.
          La nieve de las cumbres los miraba,
después de retirarse la neblina
que suele levantarse con la aurora.
          Acaso los arroyos, presurosos,
lanzándose en torrentes de alegría,
querían ser heraldos del verano.
          Y el alma de los bosques fue dichosa,
sabiendo el canto bello del cuclillo
un huésped más en esos reinos suyos.
          Su voz, cruzando densas espesuras,
cantaba, como un niño que despierta
mirando el sol más rico a la mañana.
          Heridas las espaldas del trabajo,
así lo creyó ayer el campesino,
al escuchar su canto bullanguero.
          Las últimas bandadas de estorninos,
después de los deshielos, regresaron,
llenando aquellas sierras de alboroto.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
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