miércoles, 29 de mayo de 2013

Paisaje

          Acaso es privilegio el principado
que mira con soberbia aquellos valles
que están bajo las cumbres.
          Allí la desazón habla al arroyo,
si quieren los deshielos, en verano,
que gima el arroyuelo.
          El viento desgarrado gime triste
en cumbres que el olvido quiere blancas,
tomadas por la nieve.
          Las duras tempestades son frecuentes
en los rincones viejos y alejados
del ruido de las urbes.
          El hielo habla un lenguaje quejumbroso
en esas soledades apartadas
que oyeron el granizo.
          Son pocos los amigos cuando vuelve
el ánimo febril a su cabaña,
austera pero digna.
          Mas goza el alma allí omo los osos
que buscan las colmenas y las mieles
que ofrecen las abejas.
          Más puro es allí el aire que en el llano,
pues fresco corre el viento por la sierra,
oculto, claro y limpio.
          Más puro es allí el aire, más la brisa,
si sabe sospechar de las caricias
que ofrece al rostro adusto.
          Pero es la brisa amiga del huraño
que sube hasta la paz de su retiro,
buscando sus tesoros.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez

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