domingo, 25 de agosto de 2013

Llegaron sin apuro las espumas



        Llegaron sin apuro las espumas,
cansadas de ese viaje fatigoso,
heridas por el viento que suspira.
        Heridas por el viento que suspira,
fenecen las espumas en las playas,
sintiendo la caricia del verano.
        Sintiendo la caricia del verano,
descansan las orillas que alcanzaban
los muros del abrupto precipicio.
        Los muros del abrupto precipicio
contemplan con orgullo el horizonte,
dormido en el sosiego de estos meses.
        Dormido en el sosiego de estos meses,
el mar calma las furias, porque acaso
llegaron sin apuro las espumas.
        Llegaron sin apuro las espumas,
cansadas de ese viaje fatigoso,
heridas por el viento que suspira.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez

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