martes, 13 de agosto de 2013

Soneto para la Walkiria

SONETO

         La noche hiló la oscura madrugada
con un rayo de luna donde, fría,
ardió con él la brisa, que, sombría,
soñaba con la pronta llamarada.
         Después llenó sus oros la alborada
que el aire despertó con osadía,
y vio los ojos claros de María,
romántica, sensual, pero callada.
         Capricho son del viento y la belleza
que luce en sus ojuelos, cuando mira
la altura que limita el alto cielo.
         Mas muestra en su mirar la fortaleza
que, ardiente, hiere y,  rápida, delira,
pues mezcla en fuego vivo nuevo hielo.


2013 © José Ramón Muñiz Álvarez

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