domingo, 25 de agosto de 2013

Caminos oscuras




“Por los caminos oscuros”
Romance

            Por los oscuros caminos
que cubrieron los helechos,
en su yegua, con tristezas,
avanzaba el caballero.
            Y es pura melancolía,
que lo aflige el sentimiento
de sus llantos, si lamenta
los amores y desprecios.
            Y, con verse en ese estado,
ya que lo derrota un ciego,
odia al niño que lo hiere,
pues el amor es burlesco.
            Y, al avanzar, habla solo,
que lo escucha el arroyuelo,
si los amores lamenta
que su orgullo ayer hirieron.
            Y, porque siempre en los bosques
ha de anidar el misterio,
una voz lo llamó pronto,
desde el fondo del hayedo.
            “No dirás que no te advierte,
en contra de tantos bríos,
la prudencia, si es prudencia
quien te manda tal aviso.
            Porque el amor traicionero
ya te tiene a su albedrío,
y prisionero te sientes
a costa de ser cautivo.
            Que no hay mal que bienes haga,
y, siendo el amor dañino,
estando en su cautiverio
no hallarás feliz destino”.
            “Dices bien y es buen consejo,
y lo dices como amigo,
que bien sabes que te escucho
con el ánimo de amigo.
            Y huyendo el amor tan triste,
siendo del dolor testigo,
no te espantes, si tu nombre
te pregunto y tu apellido”.
            “No quieras saber mi nombre,
que no hace al caso, y lo sabes,
pues es justo, amigo mío,
no llorar las penas tales.
            Y, pues eres hombre noble,
sabes bien que son más graves
las burlas que el amor teje
y los bienes que deshace.
            Por eso yo te aconsejo
que te alejes de su alcance,
y, partiendo de su imperio,
hacia otros reinos escapes”.
            “Dices bien y te agradezco,
ya que al camino le sales,
que los peligros me adviertas
y me digas las verdades.
            Y, para olvidar las penas,
no es el ánimo cobarde,
que todo amor en la guerra
acaba por olvidarse”.
            “No dirás que no te advierte,
pues es cosa mal pensada,
buscar el bien en la muerte
ni en el campo de batalla.
            Porque el amor traicionero
tiene poderosa espada,
y prisionero hace el noble
teniendo mejores armas.
            Que no hay mal que bienes quiera,
y, siendo el amor la daga,
es su puñal peligroso
como el filo de la espada”.
            “Dices bien y es buen consejo,
y es muy noble tu llamada,
que bien sabes que te escucho
como a un amigo del alma.
            Y huyendo el amor tan triste
y sin buscar la batalla,
no te espantes, si tu nombre
la voluntad te demanda”.
            “No quieras saber mi nombre,
que no hace al caso, y no debes
por mi alcurnia preguntarte,
ni curarte de mi gente.
            Y, pues eres hombre noble,
sabes maneras corteses
contra el amor que deshace
la dicha que el Cielo teje.
            Por eso yo te aconsejo
que de su alcance te alejes,
y, partiendo de su imperio,
hacia otros reinos te llegues”.
            “Dices bien y te agradezco,
que estas cosas aconsejes,
que los peligros me adviertas
y me digas tantos bienes.
            Y, para olvidar las penas,
por hacer lo que conviene,
olvidaré amor y guerra,
pues es sabio y es prudente”.


2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"

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