viernes, 19 de febrero de 2016

Las densas humedades (para Alejandro García González)


 “Las densas humedades”

Las densas humedades
que vieron en los bosques
las gentes del pasado
regresan nuevamente en el otoño,
hablándonos quizás de esas nostalgias
que viven atrapadas en el sueño,
que hieren con su aliento,
dejado atrás, perdido,
como un fantasma serio
que corre por los grises y las sombras
que saben recordarnos que no somos
y no habremos de ser lo que ya fuimos.
Son esas humedades
que se hacen melancólicas,
tal vez desconcertantes,
llegados a una edad en que no somos
tan viejos para vernos como ancianos
ni vive en nuestro ser el alma joven
que vieron los castaños,
los robles de la zona,
tal vez los eucaliptos
de una niñez lejana y peregrina,
viajera, aventurera en el camino
del tiempo que, sin prisas, nos estafa.
Son esas humedades
que vuelan, como un guiño,
mostrando su reflejo
y el brillo de la luz, más bien escasa
que llega al sotobosque, que se filtra
igual que en las vidrieras de la iglesia,
cayendo suavemente,
llenando la negrura
de aquellas catedrales
que vieron esos siglos del pasado,
lejano y extraviado como aquellos
momentos de niñez que se nos fugan.
Son esas humedades
que arrancan, con apuro,
dolores en el pecho,
igual que ese disparo que destroza
la vida de los malos en novelas
que no hemos de buscar en bibliotecas,
si vienen a anunciarnos
los fieros cañonazos
del viejo bucanero
que ataca, ya al final de la película,
los barcos de una armada mal armada
que escapa sin orgullo por los mares.

2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Sonetos y otras trovas de los siglos”

Segunda parte: “Otras trovas”

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