viernes, 19 de febrero de 2016

Quiso el duque en su caballo (para Alejandro García González)


“Quiso el duque su caballo”

Despertó con gesto airado
quien con apuro el vestido
quiso ponerse, gritando
a sus vasallos y amigos.
Y también pidió el caballo,
y, al salir de su castillo,
lo vieron cruzar los valles
cabizbajo y pensativo.
Y no hallaron que su paso
fuese el del hombre con brío
que va de caza temprano
por los bosques y caminos.
Que no piensa en la aventura
quien, pensando en amoríos,
pronuncia un nombre callado
que le turba los sentidos:
-La muerte sois de mis ojos
y también de mi vacío,
si vacío el pecho siento,
desde que así me extravío.
Pues supo el amor sus flechas
regalar a un triste niño
que miente sus alas blancas
al dejarme malherido.
Por vos ya soy su vasallo
y lo soy vuestro en Cupido,
que si es el niño el amor,
yo soy para vos mendigo.
Y porque a su fe me abrazo
y sin derecho os suplico
el amor que no merezco,
he de decirme vencido.
Estas palabras el triste
pronunció, siendo atrevido,
que pidió lo que no tuvo
y de ello anduvo sentido.
Porque no volvió al palacio,
porque no volvió al castillo,
que el amor lo volvió loco
con la maldad de su hechizo.
Y dicen que no volvió nunca,
puesto que siempre se dijo
que nunca más lo encontraron,
y que ni muerto ni vivo.
Pero muerto ya lo estaba
por el amor que deshizo
la esperanza de su pecho
y lo llenó de capricho.

2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Sonetos y otras trovas de los siglos”

Segunda parte: “Otras trovas”

No hay comentarios:

Publicar un comentario