“Pues llega al fin la alborada”
Pues llega al fin la alborada,
cuyo su brillo ceniciento
contempla al amor sediento
donde nace la invernada,
y porque quiere la helada
darle la mejor guarida,
sabrá bien
abrir la herida
ese ciego que
nos mata
con esa
flecha barata
con que nos
roba la vida.
Y, pues lo quiere el hechizo
que dibuja en la nevada
su blancura alborotada
sobre un suelo de granizo,
ya que, con ser tornadizo,
lanza la flecha perdida,
sabrá bien
abrir la herida
ese ciego que
nos mata
con esa
flecha barata
con que nos
roba la vida.
De modo que la belleza
de la luz de la mañana
que se avecina temprana
sobre la densa maleza,
al deshacer la dureza
de la nieve derretida,
podrá verlo
abrir la herida,
pues ese
ciego nos mata
con esa
flecha barata
con que nos
roba la vida.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Sonetos y otras trovas de los
siglos”
Segunda parte: “Otras trovas”
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