“Los viejos
edificios”
Los
viejos edificios
mantienen la
hermosura
que vieron
otras décadas,
sus bellos
corredores, sus paredes,
balcones y
ventanas
que cuentan
el pasado
igual que los
abuelos nos relatan
historias del
ayer, aquellos días
perdidos para
siempre,
los tiempos
de otro tiempo, pues, sin duda,
los tiempos
han mudado y las personas
de entonces
ya no están entre nosotros.
La
nueva primavera
traerá gentes
curiosas,
distintas a
nosotros,
y así
comprenderemos que este tiempo
que vino a
nuestras manos,
en vez de ser
regalo
fue el
préstamo mezquino que nos dieron
para
arrancarnos todo lo que queda
del aire que
respirado,
del aire que
tenemos mientras corre
la suerte a
sus lugares, que la muerte
no habrá de
perdonar lo ya vivido.
Y
sé que ese momento
de nuevas
primaveras
es un momento
extraño,
mezclando con
la aurora ese crepúsculo
que viene con
tristeza,
que hiere con
sus luces
y elogia con
el oro que le dieron
a los que,
abandonados en la sombra,
sabrán que es
noche ya,
que todos los
caminos son peligro,
que lobo
llega todos los inviernos
y solo han de
escucharse ya los cárabos.
Son
unos mentirosos
los viejos
sacerdotes,
los sabios de
otro tiempo,
los mismos
que otras veces veneramos
por libros
que nos dictan
extrañas
falsedades,
pues todos
los filósofos nos mienten,
jugando a
ficcionar mundos soñados
que no tienen
sentido
ni lógica que
valga,
pues no
existe salida de la vid
que no sea la
muerte que nos toma para siempre.
2015 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Sonetos y otras trovas de los
siglos”
Segunda parte: “Otras trovas”
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