I
El alba llegará dentro de poco.
Sus brillos llegarán a cada playa,
rozando, con sus luces encendidas,
arenas melancólicas que esperan
el beso de la espuma de las olas.
II
El brillo dará forma al horizonte.
Y habrán de ver sus luces los pesqueros,
las gentes que madrugan y trabajan
echando al mar las redes y palangres
que quieren, como siempre, más capturas.
III
El alba llegará dentro de poco.
Sus llamas abrirán nuevos espacios
en pontos alejados, en los piélagos
callados, en los mares insondables
que saben la leyenda del sargazo.
IV
El brillo dará forma al horizonte.
Las olas encrespadas, a lo lejos,
verán los resplandores que celebran
el beso que despierta el nuevo día
con un hechizo lleno de hermosura.
V
El alba llegará dentro de poco.
Las voces de su overo serán tristes,
como un rumor perdido que no suena,
pues siempre es su llegada silenciosa
en costas malheridas por las algas.
VI
El brillo dará forma al horizonte.
Y así verá los ocles en las conchas,
los golfos que se adentran, las bahías,
calladas siempre, siempre silenciosas,
atentas a un rumor donde amanece.
VII
El alba llegará dentro de poco.
Sus alas abrirán, cruzando el cielo,
caminos habituales para, rauda,
colarse, deslizarse hacia este mundo
que duerme en las tinieblas de la noche.
VIII
El brillo dará forma al horizonte.
Entonces mirará el acantilado,
las rocas de su muro, siempre agrestes,
la piedra, que, desnuda ante los mares,
enfrenta cada golpe en la tormenta.
IX
El alba llegará dentro de poco.
Su beso encenderá, en el firmamento,
los oros que la noche nunca pudo,
y el puerto mostrará mayor belleza,
al ver partir las lanchas de bajura.
X
El brillo dará forma al horizonte.
Y allí veréis que vuelan, a su antojo,
gaviotas, cormoranes y albatros
perdido que, extendiendo más las alas,
parece estar buscando nuevos mares.
2016 © José Ramón Muñiz Álvarez
"El niño que compró una bicicleta"
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