Entonces me asomé hacia los paisajes.
Y pude regresar y contemplarlos,
y pude ver el puerto y ver la costa,
y el verde de los montes y los árboles.
Y recordé por fin esos romances
cantados por abuelas ya mayores,
amantes de los tiempos de leyenda.
Y supe que el lugar, los eucaliptos
y el faro y las palmeras escondían
secretos de otro tiempo ya perdido.
2016 © José Ramón Muñiz Álvarez
"El niño que compró una bicicleta"
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