viernes, 7 de diciembre de 2012

Desde que el rayo primero



DESDE QUE EL RAYO PRIMERO

Desde que el rayo primero
de la luz de la mañana
vio la tristeza en su rostro
con los colores del alba,
y, entre suspiros callados,
la fuente fresca alcanzaba
a escuchar de los amores
las tristezas y su causa
(pues es todo lo que os cuento
la triste verdad amarga);

desde que el sol hizo alarde,
oyendo correr las aguas
que se agitan presurosas
al descender las montañas,
y, escuchando los lamentos,
las dulces querellas blandas,
suspiran por la penuria
que dichas le roba al alma
(pues es todo lo que os cuento
la triste verdad amarga);

desde que solo conoce
la dureza de la espada
el corazón encendido
que la venganza reclama,
y, gritando su pendencia,
con mayor firmeza aguarda,
para, muerto el enemigo,
mostrar vencidas sus armas
(pues es todo lo que os cuento
la triste verdad amarga);

y, desde que todos saben
que es un alma enamorada
que, como un ángel perdido,
rinde al amor la esperanza,
convocando, en lo lejano,
la cumbre que, en la montaña,
quebranta los horizontes
que lo apartan de la amada
(pues es todo lo que os cuento
la triste verdad amarga);

yo con tristeza lo miro,
y en la corriente del agua,
adivino que en su pecho
crece, doliente, la llaga,
porque quien llagado vive
lo hace con desesperanza,
de la fortuna olvidado,
dejado por la alborada
(pues es todo lo que os cuento
la triste verdad amarga).

2012 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones de un trovador”
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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