viernes, 7 de diciembre de 2012

Quien quiera decirse amante


QUIEN QUIERA DECIRSE AMANTE

Quien quiera decirse amante
y se sienta prisionero
de las redes del arquero
que hace al hombre delirante,
si ve que, siendo inconstante,
se pierde en su desvarío,
entenderá que en lo mío
no quiero yo los amores
que, por baratos favores,
nos cuestan un señorío.

Que, si quiso ya el amor
enredarme en su esperanza,
pues su poder no me alcanza,
libre estoy de su dolor,
que, si en mi casa señor,
de sus burlas yo me río,
entenderá que en lo mío
no quiero yo los amores
que, por baratos favores,
nos cuestan un señorío.

Y, sabiendo del revés
a cuantos siguen su senda,
fácil es que se comprenda
que nos prepara un traspiés,
que, amante del interés,
si torna su furia en brío,
entenderá que en lo mío
no quiero yo los amores
que, por baratos favores,
nos cuestan un señorío.

Porque, con raro veneno,
la razón pierde gustoso
el que lo sigue alevoso
por mil caminos de cieno,
que, no siendo en nada bueno,
si nos lleva al extravío,
entenderá que en lo mío
no quiero yo los amores
que, por baratos favores,
nos cuestan un señorío.

De esta manera, al pensar
que es el amor quien suspira,
engañado en la mentira,
mal se puede uno engañar,
que, puestos a caminar,
si en el sendero es desvío,
entenderá que en lo mío
no quiero yo los amores
que, por baratos favores,
nos cuestan un señorío.

2012 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones de un trovador”
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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