TRAJO
EL AMOR DESENGAÑOS
Trajo
el amor desengaños
que
no puedo perdonar,
que
no es cosa de ignorar
que
me cause tales daños.
No
son muy buenos apaños
lo
de llorar quejumbroso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
Y
la cosa me entristece,
quebrando
mi fortaleza,
pues
este amor es la pieza
que
mi vigor enflaquece.
Esta
desdicha me ofrece
Cupido
por ser vicioso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
Porque,
hablando de lealtades,
levanta
en mí un pensamiento
que
su anterior casamiento
no
apagó mis veleidades.
Y
en mentiras y verdades,
es
este amor muy fogoso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
De
esta forma en amoríos
pierdo
el tiempo de la vida,
sabiendo
que arde encendida
la
pasión en desvaríos.
Grandes
son los celos míos
si
pienso en su rostro hermoso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
De
modo que, por honor,
muchas
veces me apetece
cobrar
lo que pertenece
a
los feudos de mi amor.
Y
he de luchar con valor,
mostrándome
valeroso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
Que
dice ya mucha gente
que
con la mujer casada
no
debe buscarse nada,
si
se es hombre inteligente.
Pero
yo soy diligente,
y
he de quejarme, enojoso,
pues, si soy hombre celoso,
del amor vivo engañado,
que, después de haberla hallado,
hoy me engaña con su esposo.
2012 © José
Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones de
un trovador”
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
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