LOS REQUIEBROS AMOROSOS
Los
requiebros amorosos
bien
haría en olvidar,
puesto
que causan pesar
los
pensamientos fogosos.
Tras
momentos tan hermosos
se
enciende la sinrazón,
y
es mengua del corazón
que
se siente acorralado.
¿Pues
estar enamorado
no
es dejarse a la traición?
Bien
me dice el corazón
que
no es fuente de placer.
Tal
materia conocer
es
de gente de razón.
Mas
debe haber opinión
que
contradiga el sentido.
Me
parece divertido
que
haya gente para todo,
y
he de decir, de este modo,
que
es el caso un sinsentido.
Por
amores consumido
aquí
estoy, que de amor muero,
y
esta pasión la prefiero
pese
a todo lo sufrido.
Y
me digo arrepentido
como
un loco delirante
que,
mudando en un instante,
quiero
servir al amor.
Si
no me hace gran favor,
que
es maldición del amante.
Pero
lo más inquietante
es
que el amor es vicioso.
Pues
si turba mi reposo,
me
hace ser más inconstante.
Mas
me quiero verme errante
que
en la red del niño alado.
Es
Cupido niño airado
que
la fortuna desecha,
si
lanzándome su flecha,
otra
vez me ha capturado.
2012
© José Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones
de un trovador”
TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS.
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