QUISO
ADMIRAR LA MAÑANA
Quiso
admirar la mañana
en
vuestro mirar hermoso
ese
brillo receloso
del
que ya sois soberana.
Que
la alborada temprana
muestra
toda la poesía
si
se asoma al alma mía,
que
esclava de vuestros ojos,
desdenes
sufre y antojos
que
se encienden si se enfría.
Y
es que al mirar vuestros ojos,
contemplando
la hermosura,
siento
el hielo y la tortura
que
me inspiran los enojos.
En
mi pecho los arrojos
quieren
empujar la vida
a
una dicha que suicida
ha
de hacerme venturoso,
porque,
falto de reposo,
doy
la vida por perdida.
Y,
pues derrotado vivo
y
espero vuestra clemencia,
lamento
con impaciencia
que
hiráis con el dardo esquivo.
De
esta manera os escribo
en
un estilo halagüeño,
porque
quien es tan pequeño,
tan
miserable, prefiere
regalarse
a quien lo hiere,
mostrando
su loco empeño.
2012 © José
Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones de
un trovador”
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