domingo, 30 de diciembre de 2012

Soneto



        Miré y la luz del sol, con bella gala,
mostró en sus ojos bellos otro día
y al ver que la hermosura de María
la luz del sol enciende si lo iguala.
        Los suyos son los ojos del impala
que busca junglas densas en la umbría,
dejando la sabana que solía,
esa llanura triste, estéril, mala.
        Acaso hay un lugar del cristalino
que sabe a fe, bondad clarividente
que corre como aliento a la deriva.
       Acaso en su pupila es peregrino
el brillo que refleja reluciente
la luz que es en su espejo más esquiva.

2012 José Ramón Muñiz Álvarez
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