QUIERE
CUPIDO AMBICIOSO
Quiere
Cupido, ambicioso,
pues
de malvado se ufana,
de
los amantes burlarse,
enmascarando
sus trazas.
Y,
pues es cruel y violento,
con
su hechizo y con su magia,
confunde
a los infelices
y
a los dichosos alcanza.
Que, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
Y,
porque las sabe todas,
sabe
bien tejer sus trampas
y
atrapar a los incautos
con
las redes que él atrapa.
Porque,
si no es compasivo,
enciende
pasión tan alta,
que,
quien por amor suspira,
sus
tristes versos declama.
Que, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
Que,
si dicen que está ciego,
es
que no advierte que daña,,
porque
ignora los dolores
de
los que suele ser causa
y
que aquejan al enfermo
y
al cautivo de sus rabias,
supuesto
que enamorado
en
la pasión se deshaga.
Y, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
Mas
dicen que no hay remedio,
y,
puestos a remediarla,
enfermedad
incurable
ningún
médico la trata,
que
solo un desamorado
podrá
decir, si se salva,
que
las dichas desconoce
y
no lamenta su falta.
Que, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
Y
a fuer de desengañado,
en
el fiel de la balanza,
duele
el amor imprudente
y
el más prudente no agrada,
porque
el amor engañoso,
contando
mentiras tantas,
sabe
mentir un suspiro
y
hacerlo brillo de plata.
Que, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
Por
eso Cupido el ciego
es
un cínico con alas
con
el alma de embustero,
si
de embustes tiene el alma,
pues
como la sierpe suele,
cuando
en el campo se arrastra,
prepara
bien su veneno
y
las flechas de su aljaba.
Que, a fe, que no hay imprudente
que no persiga el canalla.
2012 © José
Ramón Muñiz Álvarez
“Canciones de
un trovador”
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
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