domingo, 22 de septiembre de 2013

Desde la torre mas alta


DESDE LA TORRE MÁS ALTA

         Desde la torre más alta
de aquel bastión orgulloso,
porque las querellas dice
con un ánimo quejoso,
         pues es ella desdeñosa,
sabe decirle en su tono
que los amores no quiere
ni le promete sus gozos,
         y, por tenerla casada,
le buscan buen matrimonio
sus padres con la nobleza
que a la gloria junta el oro;
         y el joven, cuando la escucha,
se lamenta, porque es mozo,
de cómo lo ha rechazado
la mirada de sus ojos.
         Ella está en que no lo quiere,
y que el amor venenoso,
aunque es ángel en su forma,
a los hombres vuelve locos.
         Y, si el amor encendido
arde en el pecho, el reposo
curará a quien ha enfermado
y habla con tono alevoso.
         Y él responde que es injuria
querer tacharlo de loco,
porque quien así desprecia
lo hace con gesto ambicioso.
         Cuando, oyendo tanto grito,
a sus voces llega pronto,
con gran enojo su padre,
que trae enojado el rostro.
        –Si ella es noble, es conveniencia
lo que busca el matrimonio,
que la moza casadera
no ha de casar por antojos.
        Raigambre su sangre tiene
y no le diréis que es poco
a quien tiene un marquesado
a sus pies, si esto dispongo.
        Y no es que nadie la quiera,
sino que la quieren todos,
que junta honor y nobleza
y una dote que es tesoro.
        No pocos serán sus feudos,
que son grandes territorios
para darle mayor brillo
y proporcionarle gozo.
        –Malhaya del caballero
que llama al amor antojo,
que, si el amor no conoce,
conocerlo dice todo.
        En defensa del marido
salió, con más serio rostro,
la señora de la casa,
por defender al esposo.
        –No doy crédito a ninguno
de los jóvenes raposos
que, rondando a una hija mía,
son injustos con mi esposo.
        Si vos decís que él ignora
lo que es el amor fogoso,
no os llamaré caballero,
con un tono respetuoso.
        Que más del amor él sabe,
que no es como vos tan mozo
para no saber de amores
ni locuras ni de gozos.
        Y, porque la niña es noble,
sabiendo el amor tan loco,
en el castillo la guarda
de imprudentes alevosos.
        Que no es cosa de placeres
ese bien del matrimonio
que grandes fortunas casa
donde casa a los esposos.
        –Lleno me voy de tristeza,
con lágrimas en los ojos,
que el interés es gobierno

de su reino doloroso.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"

No hay comentarios:

Publicar un comentario