“DESDE
LA TORRE MÁS
ALTA”
Desde la torre más alta
de
aquel bastión orgulloso,
porque
las querellas dice
con
un ánimo quejoso,
pues es ella desdeñosa,
sabe
decirle en su tono
que
los amores no quiere
ni
le promete sus gozos,
y, por tenerla casada,
le
buscan buen matrimonio
sus
padres con la nobleza
que
a la gloria junta el oro;
y el joven, cuando la escucha,
se
lamenta, porque es mozo,
de
cómo lo ha rechazado
la
mirada de sus ojos.
Ella está en que no lo quiere,
y
que el amor venenoso,
aunque
es ángel en su forma,
a
los hombres vuelve locos.
Y, si el amor encendido
arde
en el pecho, el reposo
curará
a quien ha enfermado
y
habla con tono alevoso.
Y él responde que es injuria
querer
tacharlo de loco,
porque
quien así desprecia
lo
hace con gesto ambicioso.
Cuando, oyendo tanto grito,
a
sus voces llega pronto,
con
gran enojo su padre,
que
trae enojado el rostro.
–Si ella es noble, es conveniencia
lo
que busca el matrimonio,
que
la moza casadera
no
ha de casar por antojos.
Raigambre su sangre tiene
y
no le diréis que es poco
a
quien tiene un marquesado
a
sus pies, si esto dispongo.
Y no es que nadie la quiera,
sino
que la quieren todos,
que
junta honor y nobleza
y
una dote que es tesoro.
No pocos serán sus feudos,
que
son grandes territorios
para
darle mayor brillo
y
proporcionarle gozo.
–Malhaya del caballero
que
llama al amor antojo,
que,
si el amor no conoce,
conocerlo
dice todo.
En defensa del marido
salió,
con más serio rostro,
la
señora de la casa,
por
defender al esposo.
–No doy crédito a ninguno
de
los jóvenes raposos
que,
rondando a una hija mía,
son
injustos con mi esposo.
Si vos decís que él ignora
lo
que es el amor fogoso,
no
os llamaré caballero,
con
un tono respetuoso.
Que más del amor él sabe,
que
no es como vos tan mozo
para
no saber de amores
ni
locuras ni de gozos.
Y, porque la niña es noble,
sabiendo
el amor tan loco,
en
el castillo la guarda
de
imprudentes alevosos.
Que no es cosa de placeres
ese
bien del matrimonio
que
grandes fortunas casa
donde
casa a los esposos.
–Lleno me voy de tristeza,
con
lágrimas en los ojos,
que
el interés es gobierno
de
su reino doloroso.
2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"
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