domingo, 22 de septiembre de 2013

Don Hernán el valeroso


José Ramón Muñiz Álvarez
“DON HERNÁN EL VALEROSO”
(cosante)

        Don Hernán, el valeroso,
por los montes a la caza,
por densos bosques se atreve,
a fe de su sangre osada.
        Don Hernán, el valeroso,
pues que tiene gran valía,
por los montes a la caza,
busca la senda sombría.
        Tras adentrarse en el bosque
(que en el bosque se adelanta),
los rumores de las aves
pudo escuchar en las ramas.
        Tras adentrarse en el bosque
(que en el bosque se atrevía),
las aves oyó que cantan
rumores que no quería.
        Porque, con odio en el pecho,
muere encendida una dama,
que apuñaló los amores
que en su pecho despertaba.
        Porque, con odio en el pecho,
dicen que vil se encendía,
una dama, apuñalando
el amor que en él nacía.
        Y, pues quiso la doncella
arrancar con una daga
de su pecho el sentimiento,
a don Hernán maltrataba.
        Y, pues quiso la doncella
arrancar con osadía
de su pecho el sentimiento,
a don Hernán malhería.
        Y, con verlo malherido,
allí el ruiseñor le canta
que en el pecho el corazón
muere ya sin esperanza.
        Y, con verlo malherido,
allí el ruiseñor decía
que en el pecho el corazón,
triste y vencido, moría.
        Razón tiene en cuanto dice,
porque la pasión encanta
las querellas que susurra
de la pasión que levanta.
        Razón tiene en cuanto dice,
porque la pasión se enfría
y querellas quedan solo
de la pasión que prendía.
        Y, porque la razón tiene,
el caballero se espanta,
que no es raro en quienes sienten
la pasión que se desmanda.
        Y, porque la razón tiene,
el caballero se irrita,
que es común entre la gente,
si por amores delira.
        –No digas que parte el pecho
el amor en quienes aman,
que como premio es barato
traicionar una esperanza.
        No digas que parte el pecho
el amor en quien confía,
que como premio es barato
traicionar con osadía.
        No digas vence el fuego
que arde valiente en el alma,
porque nunca fue buen premio
este reino de desgracias.
        No digas vence el aire
en que el amor cruel se agita,
que no es buena recompensa
la que el amor nos envía.
        Esto don Hernán el noble
sabe cantar, cuando canta
a las aves que se esconden
temerosas en las ramas.
        Esto don Hernán el noble
sabe cantar, cuando mira
a las aves que se guardan

en las ramas más tupidas.

2013 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"

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