viernes, 16 de mayo de 2014

Dijo el rey que vencería

José Ramón Muñiz Álvarez

“DIJO EL REY QUE VENCERÍA”

(Romance)







Dijo el rey que vencería,

y, lleno el pecho de rabia,

gritó a las tropas valiente,

desenvainando la espada:

–No dejaré que nos gane

quien asolar quiere España,

que la sangre dejaremos

y la vida en la batalla.

Llegó en esto don Fernando,

que, escuchando sus palabras,

sintió en el pecho los bríos

y volvió a tomar la lanza:

–Decís bien, el soberano,

porque se llena de saña

el orgullo del guerrero

que se lanza en la campaña.

El rey, que oyó lo que dijo,

después de escuchar su voz,

el nombre del mozo bravo

a los suyos preguntó:

–Don Fernando lo llamaron

desde el día que nació,

y ha sabido en la batalla

derramar sangre por vos.

–Pues que a mi tienda lo lleven

donde hablaremos los dos

del peligro en el combate

y la maldad de Almanzor.

Con recado del monarca

a don Fernando llamó

el paje del rey, cumpliendo

lo que era su obligación.

–Pasad–, le dijo el monarca–,

pasad, mi buen don Fernando,

que vuestras hazañas saben

quienes con vos han luchado.

Que no son pocos favores

los que os debo, y es honrado,

porque lucháis con el brío,

ofreceros mayor pago.

–El pago, señor, si es cierto

que gustáis en entregarlo,

la libertad os suplico

para mi padre don Carlos.

Y sabed que en una torre

vive por vuestro mandato,

apartado de las gentes

y de placeres privado.

–De la justicia que dicta

el soberano en su reino

no ha de burlarse siquiera

el que fuera caballero.

Que a ese traidor de don Carlos

yo mismo mandé prenderlo,

que cortejó a una doncella

hija de uno de mi séquito.

–Sabed que por vos la sangre

derramó, que el buen guerrero

riega el campo de batalla,

por la defensa del reino.

Sufrió por vos mil heridas,

disparos de mil arqueros,

lanzadas de moros viles,

puñales de vivo acero.

–Ha de quedar prisionero,

como lo estaba en la torre

hasta que revise el caso

con ayuda de los condes.

–Si acaso de los soldados,

pero no habléis a los nobles,

pues que son sus enemigos

y el odio en su pecho esconden.

–No solo tiene enemigos

entre los grandes barones,

sino amigos de valía

que por él la mano ponen.

Con ellos habré de hablarlo,

y, si ellos dicen que nones,

no importará lo que digan

si es mi voto el que se impone.





2013 © José Ramón Muñiz Álvarez

"Poemas para Mael y Jimena"

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