lunes, 12 de mayo de 2014

Letrilla amorosa

José Ramón Muñiz Álvarez
QUISO, SIEMPRE CAPRICHOSO, EL AMOR, NACIENDO EL DÍA”
(Letrilla de asunto amoroso que
presenta al
caballero del pecho triste
pendiente de su
dama)

http://jrma1987.blogspot.com

Quiso, siempre caprichoso,
el amor, naciendo el día,
no faltar a su osadía,
con su fuego luminoso.
Y, lanzándose gozoso,
cruel, malvado, traicionero,
con un dardo el pecho triste
alcanzó del caballero.
Y, donde está la escarpada
que da paso al peregrino,
aguardó el amor mezquino
a tenderle una celada.
Y, jinete a la alborada,
en la espesura frondosa,
en su carne hirió la flecha
de la punta venenosa.
Quiso, siempre con dureza,
el amor, con la alborada,
en su furia alborotada,
demostrar su fortaleza.
Y, luciendo su destreza
como magnífico arquero
con un dardo el pecho triste
alcanzó del caballero.
Y es que el guerrero valiente,
por los amores turbado,
al sentirse enamorado,
buscó el agua de la fuente.
Lo encontró triste y doliente
el agua que, melodiosa,
en su carne vio la flecha
de la punta venenosa.
Quiso, siempre resentido,
el amor, con sus engaños,
tornar mayores los daños
del caballero afligido.
Y es que, viéndolo vencido,
encendido en su lucero,
arrojó el desdén helado
al amor del caballero.
Y fue un disparo sencillo
el que lanzó a aquella dama
desde los pies de su cama,
en la alcoba del castillo.
Y vio el alba como el brillo
de su belleza gozosa
en hielo tornó cuajado
su mirada venenosa.
Quiso, siempre obsesionado
el amor, con sus maldades,
exagerar las maldades
que le dan poder y estado.
Y, sin mostrarse apiadado
con su servidor sincero,
el desdén dejó hechizado
el amor del caballero.
Y voz le dio a la querella
que, llegado ya el ocaso,
se le escucha a cada paso
a la luz de alguna estrella.
Y es que su rara centella
lo contempla, temblorosa,
confesando las heridas
de la flecha venenosa.

2014 © José Ramón Muñiz Álvarez

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