José
Ramón Muñiz Álvarez
“GENTES
PUEBLERINAS HACER SUELEN
MENGUA”
(Letrilla
satírica hexasilábica que versa
sobre
el modo de decir
murmurador
y
lleno de desenfado de las
gentes)
http://jrma1987.blogspot.com
Gentes
pueblerinas
hacer
suelen mengua,
si
sueltan la lengua
por
calles y esquinas.
Y
ya las vecinas,
con
no poco esmero,
murmuran
y dicen,
que
tienen su fuero.
Están
por las calles,
si
acaso en la plaza,
y
son amenaza
contando
detalles.
Y,
así, en estos valles
con
gracia y salero
murmuran
y dicen,
que
tienen su fuero.
Son
viejas mujeres
de
los labradores
quienes,
con rumores,
tejen
los quereres.
Y
toman placeres,
que
nunca dinero,
de
hablar de estas cosas,
que
tienen su fuero.
Del
mozo villano
de
los corredores,
de
los labradores
que
llegan del llano,
del
joven lozano
y
el buen panadero
las
gentes murmuran,
que
tienen su fuero.
2014
© José Ramón Muñiz Álvarez
José
Ramón Muñiz Álvarez
“EN
MONTES Y LLANOS LAS SOMBRAS
REINABAN”
(Romancillo
lírico)
http://jrma1987.blogspot.com
En
montes y llanos
las
sombras reinaban
de
la noche triste
sobre
las quebradas;
mas,
con sus pinceles,
voló
la esperanza,
bordando
dorados
en
sábanas altas.
Tejió
sus colores
con
sedas más claras,
naciendo
a lo lejos,
la
dulce alborada:
Sus
raros colores
lucieron
sus alas,
las
mares volando,
rozando
las playas.
Halló,
en las alturas,
su
brillo y sus llamas
el
monte callado,
quebrando
la escarcha.
Y,
de los balcones
en
una ventana,
del
alto castillo
la
vio aquella dama.
Su
raro aposento
en
lujo abundaba,
entre
finas perlas
y
joyas tan caras.
Si
bien la tristeza,
podía
arrastrarla
al
llanto más tierno
que,
tierna, derrama.
Y
vino la brisa
hacia
la ventana
del
palacio hermoso
do
se lamentaba.
Y
es que, prisionera,
estaba
encerrada,
del
amor ausente
llorando
la falta.
Y,
pues, melancólicas,
sus
querellas alzan
las
aguas del río,
al
ser la mañana,
como
un arroyuelo
que
se le juntara,
los
versos más tristes
la
niña cataba.
¿Sentís
los rumores
de
su voz alada,
que
al cielo se eleva
y
el amor reclama,
sabiéndose
triste,
siempre
desdichada,
al
ser prisionera
en
esa ventana?
¿Sentís
sus lamentos,
sentís
las palabras
que
al mundo comparte
la
dulce muchacha,
sus
quejas y llantos
que,
dados al alba,
parece
que cortan
la
creciente helada?
Escuchad
atentos
la
voz que, cuajada
de
tantas penurias,
siente,
desolada,
que
los bosques ríen,
que
el arroyo salta,
que
los lagos duermen,
que
se escapa el alba.
Escuchad
atentos
cómo,
de mañana,
las
aves la sienten
y
así la acompañan,
gimiendo,
dichosas,
por
esa muchacha
que
el amor ardiente,
llorando,
reclama.
2014
© José Ramón Muñiz Álvarez
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